Halloween y su origen celta: el Samhain

Trick or treat!

Quien me conozca un poco sabrá que adoro Halloween. No solo es otoño mi estación favorita, con sus hojas anaranjadas, sus castañas y la llegada del frío, sino que me encanta celebrar una festividad dedicada a las cosas tenebrosas y a las gominolas, sobre todo a las gominolas. Además, me encanta disfrazarme; en el fondo sigo siendo como una niña pequeña, qué le vamos a hacer.

El otro día, mis amigos y yo estábamos hablando con alguien de Madrid, y como buenos gallegos que crecieron a finales de los noventa (década en la que esta tradición resurgió), dijimos la palabra Samaín (o Samhain). Nuestro amigo foráneo (entiéndase de fuera de Galicia) se nos quedó mirando extrañado. «¿Qué es eso?» preguntó, ante lo cual nosotros nos quedamos sorprendidos.

Las culturas se mezclan, cambian y evolucionan. Con el gran auge de Estados Unidos y la globalización, no es de extrañar que hayamos ido adoptando con el tiempo algunas de sus costumbres, aun siendo conscientes de que no son tradiciones nuestras como tales. Curiosamente, en pleno siglo XXI, hemos adoptado una festividad estadounidense que previamente habían adoptado ellos; una festividad que tiene sus orígenes aquí mismo, en Europa. Hoy os voy a contar un poquito más sobre esta festividad.

 

El origen de Halloween: Samhain

Samhain es una festividad pagana de origen celta que conmemora el equinocio de otoño, el fin de la época de cosecha y el comienzo de la «mitad oscura del año» y, como algunos autores han sugerido, el comienzo de un nuevo año para los pueblos celtas. Durante esta festividad, se creía que el velo que separa el mundo de los vivos del de los muertos era más fino que en otros momentos del año, por lo que los espíritus, ánimas y hadas podían venir a nuestro mundo fácilmente, con la intención de visitar a sus seres queridos, aún vivos. Era una festividad de ofrendas y sacrificios, en la que los muertos regresaban a casa en busca de hospitalidad y los vivos intentaban espantar a los malos espíritus con máscaras horrendas y fuego.

Con la romanización de los pueblos celtas, las tradiciones de estos pueblos se vieron influenciadas y asimiladas por las tradiciones y creencias romanas previas a la cristianización, como la fiesta de la cosecha, en honor de la diosa Pomona, a la que se daba gracias por los alimentos recibidos en la cosecha. Parte de esta influencia romana se conserva en la festividad de Halloween, en la que es muy usual comer manzanas y hacer juegos con ellas.

 

Asimilación del Samhain en el cristianismo

Con la expansión y el asentamiento del cristianismo como religión principal en Europa, la Iglesia consideró todas estas festividades paganas como una herejía e inició un arduo proceso de cristianización de las mismas. Así, la fiesta del Yule, por ejemplo, fue asimilada con la Navidad y la festividad del Día de Todos los Santos, conocida en inglés como All Hallow´s Day (o All Saints) y celebrada originalmente en mayo, fue trasladada al 1 de noviembre.

Esta festividad cristiana se encuentra dentro del Allhallowtide, vocablo con el que se hace referencia a los 3 días que median desde el 31 de octubre hasta el 3 de noviembre y engloba todas las diversas costumbres legendarias que se celebran en relación a Halloween, el Día de Todos los Santos y el Día de Difuntos.

 

El Samhain en Estados Unidos

Como festividad de origen europeo, Samhain desembarcó en Canadá y Estados Unidos de la mano de los peregrinos escoceses e irlandeses, alcanzando a partir del siglo XIX un enorme desarrollo y difusión y manteniendo muy vivas las antiguas tradiciones; se llamó All Hallows’ Eve («Víspera de Todos los Santos»), y de ahí pasó a ser conocida como Halloween.

Hoy en día la fiesta de Halloween, tal y como la conocemos, ha perdido completamente todos sus rasgos de festividad religiosa y tiene un marcado carácter secular. Ya no se adora a ninguna deidad, ni se honra a los antepasados, sino que es un día que forma parte la actual sociedad del ocio, en el que duendes, brujas, fantasmas y los monstruos más terroríficos salen de las leyendas y los libros y se mezclan entre los vivos, en una única noche al año. Por supuesto, es también un gran reclamo económico y de gran atractivo tanto para niños como adultos, por lo que no era de extrañar que acabásemos (re)adoptándola en Europa.

 

Calabazas… ¿o nabos?

Todos asociamos Halloween con calabazas con rostros terroríficos (y no tan terroríficos) tallados en ellas, ¿no es cierto? A estas calabazas se las llama en inglés Jack O’ Lantern y encuentran su origen en la leyenda de Jack el irlandés, un borracho que una noche tuvo la mala fortuna de toparse con el diablo. Jack le pidió al diablo un último trago a cambio de su alma, a lo que el rey de los infiernos se avino. Sin embargo, el viejo Jack era un hombre astuto y consiguió engañar al diablo para que no pudiese llevarse su alma. Y eso que dicen que el Diablo sabe más por viejo que por Diablo.

Sin saberlo, Jack, que con sus increíbles argucias había derrotado hasta al mismísimo Diablo, había sellado su propio destino: al morir, la entrada en el cielo le fue prohibida por la forma en la que había vivido su vida, y el diablo no pudo recibirlo en el infierno porque había prometido que jamás se llevaría su alma. Por lo tanto, Jack se vio obligado a vagar por la tierra, aunque el Diablo tuvo la amabilidad de darle un carbón del mismísimo infierno para que iluminase sus noches. Jack lo introdujo en una calabaza y de esta forma, en pleno siglo XXI, Jack sigue vagando todos los años por la noche de Halloween.

Sin embargo, la tradición de las calabazas surgió no hace muchos siglos en Estados Unidos, donde el Samhain, ya influenciado por las tradiciones romanas (si bien la Iglesia nunca consiguió que se dejase de celebrar), se fue asimilando a la cultura del país. Las calabazas, originarias de América, eran mucho más fáciles de vaciar y tallar que lo que se tallaba anteriormente: los nabos.

El pobre Jack, que en otras versiones de la leyenda llevaba un nabo en lugar de una calabaza, debió tener que sudar mucho para conseguir vaciar el nabo (sin sentido figurativo de ningún tipo, vayan advertidas de antemano las mentes malpensadas) antes de que el viento le apagase el carbón infernal.

¿Os imagináis que en lugar de calabazas con rostros siniestros tuviésemos nabos con rostros siniestros? Puestos a escoger entre la fruta del cabello de ángel o la hortaliza, creo que a nadie le gustaría vérselas con algo así:

 

Nabo vaciado para Samhain

Nabo irlandés del siglo XIX, expuesto en el National Museum of Ireland.

Trick or Treat

La evolución de la fiesta de Samhain, a causa de la apropiación cultural que ésta ha sufrido, ha supuesto que las tradiciones y costumbres que se manifiestan en todo el mundo el día de Halloween sean de lo más variopintas. Junto a las calabazas, lo primero que sin duda nos vendrá a la cabeza será el tan famoso Trick or Treat: niños yendo de casa en casa disfrazados, pidiendo caramelos y amenazando con una jugarreta si no los reciben. Esta tradición, que ha empezado a implantarse también aquí (aunque no tan a lo grande), también tiene su origen en el Samhain. Durante esta festividad, los celtas iban de casa en casa, vestidos con disfraces, y cantaban canciones a los muertos, recibiendo tartas como recompensa.

 

Es difícil conocer con seguridad los hechos que rodean a esta festividad y su posterior asimilación en el cristianismo y diseminación por Estados Unidos debido a la falta de fuentes celtas escritas y a las diferentes versiones de los historiadores posteriores, pero te invito a que realices una rápida (o no tan rápida) búsqueda online; ¡te aseguro que es muy interesante!

About Xerezade Ansedes López

Graduate Degree in Translation and Interpreting from Universidade de Vigo, Spain. Degree in English Language and German from Bangor University, UK. English teacher and translator and proofreader in the German and English to Spanish combinations. Published author.

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