La importancia del receptor

Una de las diferencias entre la traducción y la interpretación es la perdurabilidad de la traducción, frente a lo efímero de la interpretación.

Verba volant, scripta manent.

En la actualidad habría que matizar que las nuevas tecnologías permiten la grabación de interpretaciones, y por tanto su mayor accesibilidad, si bien el uso que se pueda dar a esas grabaciones dependerá de la naturaleza de lo interpretado: se puede reutilizar la interpretación grabada de un discurso para diversos fines, pero no será de tanto interés la de una conversación informal. Igual que solo se tiende a escribir lo importante, solamente se grabarán los actos de comunicación o expresión de mayor interés. En ese sentido, la grabación y reproducción de sonidos imita a la escritura. Sin embargo, ahora nos ocuparemos únicamente de lo escrito, la traducción.

La permanencia de la traducción tiene como consecuencia la posibilidad de que múltiples receptores accedan a ella en diferentes lugares y épocas. Por lo tanto, esos receptores podrán ser completamente diferentes unos de otros; lo único que tendrán necesariamente en común será el conocimiento de la lengua de destino y su escritura. Entre las características variables están la edad, el sexo, los conocimientos previos sobre el tema tratado por la traducción, la cultura, etc. Dado que estas características pueden influir en la comprensión del texto (o incluso de la imagen) por parte del receptor, siempre será de vital importancia tener en mente a quién va dirigido el texto (en un principio, ya que es casi imposible determinar qué tipo de persona podrá tener acceso a él).

INTERPRETACION SUSURRADA

Hay varios puntos que se deben considerar en cuanto al receptor.

Uno de ellos es la cuestión de si el texto será apropiado para la edad del receptor al que va dirigido, lo que debe guiar la traducción de literatura infantil, por ejemplo. En los textos destinados a lectores de corta edad deben evitarse los temas “adultos”, como la muerte, las relaciones sexuales, la tortura, etc. Incluso algo tan aparentemente inocente como un refrán o una frase hecha pueden llevar a preguntas sobre temas no adecuados para los niños. Por eso es importante fijarse bien en cada palabra traducida. Ahí también entra en juego la adaptación, puesto que muchos textos contienen esos temas que se deben evitar; un ejemplo son los cuentos clásicos como La Cenicienta, que en su versión original pueden contener detalles macabros.

Otro punto que se debe tener en cuenta, esta vez en cualquier tipo de traducción, son los conocimientos previos del receptor. No dependerán solamente de la edad, sino también de su nivel de educación, sus intereses, la disponibilidad de material sobre el tema… En función de los conocimientos del receptor, habrá datos que podría ser necesario añadir a la traducción para conseguir la comprensión del texto. Otras veces las explicaciones resultarían redundantes, pues el receptor ya conocerá el tema lo suficiente para entender, por ejemplo, lo que significa un término dado. Una tercera opción ante la aparición de elementos que podrían ser conocidos o no es la explicación mediante el contexto: aunque el receptor no reconozca un término, el contexto le permitirá deducir lo suficiente para comprender el papel de ese elemento en el texto.

En ocasiones la traducción podrá dirigirse a un grupo de usuarios más amplio de lo normal: personas que hablen distintos idiomas o que tengan diferentes culturas. Por ejemplo, algunas oraciones del texto original podrían estar en varios idiomas, con el fin de transmitir lo más importante del documento al mayor número posible de personas. En estos casos hay que comparar las zonas geográficas de las lenguas de origen y destino para utilizar en la medida de lo posible las lenguas más cercanas. Una de ellas será casi con total seguridad el inglés, que ha adquirido en la actualidad el papel de lengua de comunicación global. Por ello, si el texto original está en inglés y se utilizan además otros idiomas, es necesario recordar que el texto original inglés también debería estar presente en la traducción.

Aparte de todo lo anterior, debe darse importancia también a las expectativas del receptor, tanto en torno al contenido del texto como en torno al texto en sí y su función. En cuanto al contenido, y sobre todo en diferentes culturas, podrían darse casos en los que las experiencias previas del receptor lo lleven a albergar ciertos supuestos que puedan cambiar su interpretación del texto. Por ejemplo, si un personaje de una narración apareciese perdido en el bosque y resignado a comer insectos, para la cultura occidental eso sería una muestra del hambre que está pasando, mientras que para otras culturas en las que los insectos sean un alimento corriente, eso sería simplemente una forma de subsistir. En cuanto a la finalidad del texto, habrá que recordarla para cumplir con las expectativas del receptor, que puede necesitar el texto para orientarse, preparar una comida, realizar una compra… En contextos artísticos también se podrá jugar con esas expectativas ofreciendo algo completamente diferente, que no será una traducción usual sino una adaptación específica que ya no servirá al propósito original.

En cualquier caso, el papel del receptor será siempre fundamental, ya que sin él no existiría la traducción. Se podría decir que hay tantas traducciones como receptores, puesto que cada uno asociará sus propias ideas al texto o la imagen, y al aumentar cada vez más el número de posibles receptores gracias a las nuevas tecnologías, las traducciones se vuelven todavía más relevantes.

About Sara Novo Carballeira

Naronesa (A Coruña), licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Vigo. Traduce del inglés y el alemán al español. Interesada en la localización de videojuegos.

You May Also Like